lunes, 1 de junio de 2009

EL DÍA QUE EL MÁS GRANDE SÚPER HÉROE LLORÓ




Dedicado a: Sonia Salgado y Patty Fiol (La Paz) y a Jonathan (Tamaulipas).

Recuerdo vagamente tener aproximadamente 4 años y haber hecho tremendo berrinche porque una de mis hermanas no quiso llevarme al cine a ver "Superman" (la primera de la serie). En aquél entonces como ahora, siempre terminaba saliéndome con la mía y consiguiendo lo que quiero, casi todo el tiempo. Tardaba algunas semanas en conseguir algo difícil, o algo que se me había ido de las manos, pero siempre lo recuperaba o conseguía.

Pero este sábado, la vida no fue tan fácil ni tan sencilla: estrés, un poquito de tristeza, dolor de cabeza por situaciones cotidianas. Llegué a casa y me puse a leer en una revista, una biografía resumida del actor norteamericano Christopher Reeve. Mucho se puede decir de su excelente apariencia, talento histriónico y lo emblemático que ha sido para la cultura pop su más célebre personaje: Superman. Carrera aparte, es en su batalla personal desde 1995 hasta su fallecimiento en el 2004, donde encontré la inspiración para crear este post, y donde Reeve realmente se convirtió en súper héroe.

Christopher Reeve se caracterizó (de acuerdo a biógrafos, archivos, entrevistas y testimonios de sus compañeros, familia y amigos) por su educación, discreción, y sus ganas siempre de ayudar al prójimo. Utilizó la fama alcanzada gracias a "Superman" para apoyar diversas causas, como las primeras investigaciones en contra del sida, e incluso apoyó en 1987 una marcha de la Unión de Actores en Chile, nada más ni menos que poniéndose en contra el régimen del odiado Augusto Pinochet. El mencionado presidente había impuesto una terrible censura contra actores y directores y los había amenazado de muerte!. Este acto de valentía de Reeve, y el ser portavoz de la Unión, contribuyó a que los amenazados salvaran su vida, y le dio aún mayor reconocimiento internacional (Amnistía Internacional le dio crédito por su apoyo). En su vida personal, siempre fue tranquilo, buen esposo y buen padre e hijo; pero tenía una fobia obsesiva: los caballos. Fobia que trató de superar, convirtiéndose en un buen jinete, y lo logró con éxito hasta 1995.

Fue en Mayo de 1995 cuando ocurrió el terrible accidente montando un caballo, que lo dejó paralizado de la cintura para abajo completamente. Médicos lucharon por salvarle la vida durante días, y a pesar del éxito de la operación para volver a juntar su cabeza a su espina dorsal, quedó confinado a una silla de ruedas por el resto de sus días... literalmente.

Según sus biógrafos, Reeve pensó en el suicidio en más de una ocasión (¿alguien puede culparlo?). Siendo un hombre tan deportista, activo y atlético, su repentina inmovilidad, el violento cambio de vida y el suplicio de sus diversas operaciones, medicamentos, el depender ya 100% de otras personas, fue literalmente el infierno en la tierra para él. Su segunda esposa Dana Morosini, fue su máximo sostén y apoyo en todos los sentidos. Incluso en un momento que él pensó en darse totalmente por vencido, ella le contestó:

"SOLAMENTE VOY A DECIRTE ESTO: YO VOY A APOYAR CUALQUIER COSA QUE TÚ QUIERAS HACER, PORQUE ES TU VIDA Y TU DECISIÓN. PERO QUIERO QUE SEPAS QUE YO ESTARÉ CONTIGO, POR LARGO QUE SEA EL CAMINO, NO IMPORTA CUÁNTO... TÚ SIGUES SIENDO TÚ... Y YO TE AMO".

Si hubiera una definición de amor incondicional en el diccionario, bien podría ser el párrafo de arriba (¿no creen Patty, Sonia y Jonathan y en general todo aquel que lea este artículo, que nos merecemos esta clase de amor?).

Después de mucho luchar, Christopher Reeve falleció el 9 de Octubre del 2004. En su biografía dicen algo interesante: aún enfermo, en su silla de ruedas de alta tecnología, Reeve siempre siguió apoyando las causas en las que él creía. Estaba sufriendo lo indecible físicamente, pero en su Espíritu (así, con mayúscula) él seguía vivo, entero al 100% y haciendo las cosas que él más amaba en la medida de sus limitaciones físicas. Fue en ese momento de la lectura cuando me dí cuenta qué tan pequeñitos eran mis "problemas" y me puse a agradecer por todas las bendiciones en mi vida, pero primero lo principal: el milagro de poder caminar, pensar, funcionar, estar completo... Para quien piense que son cursilerías o frases inventadas, pregúntale a cualquier persona en silla de ruedas qué es lo que preferiría: pagar todas sus deudas de inmediato, tener a la "pareja" perfecta... o ser capaz de valerse por sí solos.

Christopher Reeve descansa en paz. Su legado artístico y humano queda por siempre. Y en días sombríos, o para aquellos que atraviesan momentos dolorosos, vale la pena recordar de qué estamos hechos y qué tanto podemos lograr. Y por otro lado, cada libro religioso y cada organización espiritual enseñan algo que creo es cierto: la muerte no es dolor de forma alguna, por el contrario, es el paso a una Vida Eterna.

Que tengan excelente día!








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