Qué lejos han quedado esos días cuando lloré por cosas sin valor alguno!...
Qué lejano ahora el recuerdo de aquello que me torturaba por no poder conseguirlo;
pensaba que mi felicidad estaba afuera, cuando siempre la tuve conmigo.
Qué lejos esos momentos de amarga soledad y de auto-humillación mental...
Ahora soy el Maestro, no el esclavo.
Cada lágrima está siendo recompensada, cada momento de agonía es ahora un momento de éxtasis.
Mi soledad me sirve, mas no me angustia más.
Incluso puedo engañar a mi miedo, convirtiéndolo en un impulso, no en un tropiezo.
Qué lejos esos días donde me sentía tan pequeño!!!
Sin darme cuenta de mi valor y mi poder.
No necesito a nadie más en mi vida... Y sin embargo cada día tengo nuevos motivos para sonreír!!!
Cada segundo que transcurre es una oportunidad aprovechada.
Cada minuto es vida, vida pura y vida en movimiento.
Qué tiempos aquellos de dolor...
Y qué hermosos estos días llenos de amor.
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